1. m. Hoyo en el centro de la barba, o el que se forma en la mejilla de algunas personas, cerca de la comisura de la boca, cuando se ríen. (RAE)
lunes, 21 de diciembre de 2009
Vivian en una calle sin semáforos. Un hombre, una mujer y algún que otro de sus hijos.
Un “padre” hombre de bares, con una inmensa vida social más que cultivada y que cuidaba entre quintos y tubos de la cerveza más tirada que le pudieran dar. Pues para qué gastarse más dinero en malgastar el tiempo sin estar cuerdo.
Un niño que se masturba a escondidas y otro que jugaba a divagar debatiendo temas en una relación de interacción en la que emisor y receptor son la misma persona, y en esa habitación una única a la vista.
Una “S”eñora que cuidaba de sus hijos, a los que no ha tenido tiempo de olvidar y una madre que se entera de que hace tiempo su hijo, empezó a fumar.
Y todos, metidos en un piso.
No hay forma más clara de creer algo que se vive que exagerar lo que ocurre.
*
Pensaba que la gente no bailaba, no sabía disfrutar y que mirar era de mala educación.
Pensaba que la gente no podía distraerse. Pensaba que la gente no olvidaba. Pensaba que la gente no huía y que todas las noches te lo pasabas bien.
Pero estaba completamente equivocado. La gente baila y disfruta. La gente se distrae y olvida. La gente huye.
Hay noches en que las miradas agradan y un muy bien se queda corto.
Creer/Confundir
Chansons d'amour
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Nunca está demás encontrarte con gente a la que no veías desde hace un par de años, tomar un chupito y bailar hasta tarde.
Y tampoco está mal dedicarte un día a ti mismo. Y que te cuiden y te mimen y te hagan caricias tumbado cara al sol. Dejar caer la mano izquierda a un vacío al que no puede resbalar y reposar la derecha sobre otra mano. Suave, caliente, grande e inconfundible.
Dormir al final de unas escaleras con alguien al lado, que te hace saber que no estás solo y que te empuja poco a poco cuando la luz ya te ha cegado.
No está demás reconocerte, verte, cuidarte y reírte, sentirte.
Reafirmo
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