domingo, 28 de febrero de 2010

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Un enorme cúmulo de sabias razones, tormentos, deseos y recuerdos me recorren a todo gas. Derrapan en cada rincón haciéndome estremecer. Las especulaciones aceleran y adelantan a los pensamientos. Nombres que conozco, caras que he visto y frases que he oído se aglomeran en mis ojos y mis oídos grabándose en la memoria. Mi corazón bombea la sangre más rápido con cada segundo que pasa y es entonces cuando mi conciencia se abruma. De pronto, un golpe seco. ¿Qué me está pasando? Todo se detiene. Empiezo a preocuparme. Gran primer plano de mi cara. Me tiemblan los labios. No puedo pestañear. Plano detalle de mis llaves abriendo la cerradura. Flashback que acaba con un plano tiburón de mi figura entrando en el ascensor. Tengo qué decir algo. ¿El qué? ¿Dónde coño se ha metido el apuntador? Me enciendo un cigarro. Otro plano detalle, esta vez del cartel del ascensor en el que se exhibe un retórico “Prohibido fumar”. Y ahora uno de esos planos que no tienen ni nombre y que se utiliza mucho en el cine de autor. Miro mi reflejo en el espejo con un Semi close up shot y fogonazo. Empieza a sonar el final de Universos infinitos de Love of Lesbian y apagón. Yo ya no puedo hacer más, y este más siempre resta…