domingo, 6 de junio de 2010

Un cartón de vino. Un botellín de cerveza. Una colilla con carmín.


Y de todo eso me di cuenta brindando con vino y champagne en una cena a la luz de las velas rodeado de los desconocidos que me volvieron tierno;

Cientos de horas sin dormir que he pasado tumbado en camas calientes de sabanas blancas que habitan sobre suelos de parqué.

Cientos de horas sin callar palabras clave para aprobar los suicidios colectivos de neuronas en mi cerebro.

Miles de risas que ahora me empujan a nuevas conversaciones de esas que se tienen tumbado en camas calientes de sabanas blancas que habitan sobre suelos de parqué y que te hacen fumar miles de pitillos que han tomado el sol.

Dicho lo dicho. No he acabado y ya empiezo. Más Yo. Más conmigo.